Chile, 1954. Su infancia y juventud transcurren en un conjunto de viviendas sociales: Población San Joaquín. Radicado en Dinamarca en 1974, ha escrito en danés desde 1985 en distintos géneros: novela, infantil, musical, poesía, enseñanza, dramaturgia, cuentos, ópera, etc. Ha sido traducido a varios idiomas, siendo lo más importante la edición en Estados Unidos de The trail we leave (La estela que dejamos). Por períodos ha sido columnista de los periódicos daneses Det Fri Aktuelt, Information y Jyllands Posten.
El Zanjón de la Aguada y el sintagma preposicional danés
El Zanjón de la Aguada es uno de los paisajes de mi infancia que con el paso del tiempo más fuerza adquiere en mis reminiscencias. Era un canal por cuyas aguas servidas y hediondas pasaban flotando basura y cadáveres podridos de animales. Largos tramos de las «riberas» del Zanjón estaban poblados de viviendas hechizas,»callampas», mantenidas en pie casi solamente gracias al enorme espíritu de sobrevivencia de los pobres.
En 1984, después de 10 años en Dinamarca, tomé la decisión de escribir ideas, sentimientos y ficciones en la lengua danesa. Nunca antes había escrito en castellano, mucho menos en danés. Tampoco había leído una novela en danés, sólo prensa y literatura especializada. ¿Por qué a un extranjero sin antecedentes literarios habría de ocurrírsele escribir en danés? De muchos factores, dos fueron importantes en esta decisión; la gratitud que yo sentía por Dinamarca — y no tener idea de las dificultades de tal aventura (a veces la ingenuidad es una gran ventaja).
Quizás si la empresa hubiera fenecido rápido, de no intervenir un acontecimiento inesperado. Con el propósito de testear mi primer año de entusiasta aprendizaje del danés escrito, participé en una competencia de crónicas organizada por el diario de mayor circulación, Politiken. La obtención de un primer premio me motivó a seguir incursionando en distintos géneros.
Escribir situaciones y su carga emocional en otra lengua, es como entrar en un vehículo a una zona con otras reglas de tráfico. Para poder avanzar es necesario liberarse del fuerte abrazo de los hábitos mentales. Y, también, es como entrar en otra dimensión social con otros códigos, lo que de cierta manera exige actuar como un actor para mimetizar «lo extranjero» en el relato.
El danés es un idioma muy directo y preciso, de gran capacidad combinatoria. No es casualidad que los famosos legos de Lego tengan su origen en Dinamarca. Desde mi experiencia, el castellano es menos directo y menos preciso — y más rígido, al no permitir el rápido acoplamiento de las palabras compuestas.
Curiosamente, las preposiciones, esos pequeños engranajes en la tremenda maquinaria de una lengua, han sido uno de los obstáculos que definitivamente dejaron mi manejo del danés en la imperfección. Hasta el día de hoy aparecen situaciones en que debo consultar qué preposición usar.
Por ejemplo, para ir a la escuela o piscina, los daneses usan la preposición i — para ir a la universidad u oficina usan på — a otro país o ciudad es til. También hay otras combinaciones que dependen de dónde y cómo uno se desplaza hacia un lugar; ned i, hen over, op på, etc. Los ejemplos mencionados, en castellano, sólo requieren la preposición a.
Por supuesto, que para mí el castellano tiene una ventaja incomparable respecto del danés… es mi lengua materna. Como sea, las satisfacciones de escribir en danés han superado lejos las dificultades.
«Vivir en otra lengua» es un tema vasto e intrincado. La charla tratará de develar algunos aspectos relacionados a escribir en una lengua adoptada en la adultez.
Fotografía©Lorenzo Hernández