Sitio Oficial del Festival de Literatura de Copenhague

Juan López Pellicer

Juan López Pellicer, España.

Catedrático Emeritus de literaturas hispánicas de la Universidad de Oslo. Miembro del grupo de mexicanistas de la Universidad de California (UC Mexicanistas). Ha publicado cuatro libros, Mexico, Mexico, Oslo: Aschehoug, 1982 (sobre el desarrollo político y económico de México); El placer de la ironía, México: UNAM, 1999 (sobre la obra de Juan García Ponce); Entre la muerte y un vaso de agua, México: UNAM, 2005 (sobre literatura mexicana moderna); Tríptico cinematográfico, México: Siglo XXI, 2010 (sobre las películas de Alejandro González Iñárritu) y ensayos sobre textos de Cervantes, Quevedo, Balbuena, Landívar, Martí, Atl, Reyes, Guzmán, Efrén Rebolledo, León Felipe, Pellicer, Efrén Hernández, Usigli, Neruda, Paz, Martín Gaite, Leñero, Sáinz, Puga, Subcomandante Marcos, Eduardo Parra.

 

Itinerario
La ponencia traza el itinerario del viaje de las letras, con las letras, por las letras, que va de la lectura hasta la escritura, viaje en el que ha pasado buena parte de mi vida. El gusto por la lectura lo aprendí viendo a mi papá leer en la noche en el cuarto que compartimos.
Al principio fue una desaforada afición a los toros. Mi papá me llevó a la plaza antes que a la escuela. Aprendí a hablar y a caminar al mismo tiempo que aprendí a ver toros con él. Cuando cumplí seis años me llevó a torear por primera vez en un tentadero. Me di cuenta entonces que era mejor torear que ver torear. Pronto reconocería también que era mejor escribir que leer.
Mi papá hacía la crónica de la corrida para un diario taurino. Cuando se ausentaba de la ciudad durante el fin de semana, me pedía que yo escribiera la crónica; yo lo hacía imitándolo. Fueron mis pinitos con la pluma. Luego vino una larga desviación dentro del viaje, primero por los terrenos del Derecho y después por los del servicio exterior. El estudio de la hermenéutica relativa a la interpretación de las normas funcionaría como un prólogo a la lectura del texto literario.
Al separarme de la diplomacia, impartí un curso sobre la Revolución Mexicana en la Universidad de Oslo. Fue un nuevo trecho del viaje de las letras: escribí y publiqué entonces un libro sobre el desarrollo del sistema político, económico y social de México a partir de la Revolución. Simultáneamente seguí, como estudiante, el programa de licenciatura y luego el de maestría en Letras Españolas. Fue una etapa del viaje dedicada a la lectura.
La tesis de maestría consistió en un estudio sobre la intertextualidad en la novela De ánima, de Juan García Ponce. Continuó el viaje de las letras con una tesis doctoral, publicada después bajo el título de El placer de la ironía, sobre la novela Crónica de la intervención, también de García Ponce.
El itinerario marca otro par de libros: Entre la muerte y un vaso de agua y Tríptico cinematográfico. El primero versa sobre las cumbres las letras mexicanas del siglo XX. El segundo libro se ocupa de las tres primeras películas de Alejandro González Iñárritu: Amores perros, 21 gramos y Babel. Es un estudio sobre el discurso narrativo y el peculiar el montaje de esas cintas, así como de ciertos vínculos entre ese tipo de montaje y los retablos coloniales y el muralismo de la primera parte del siglo XX.
El viaje de las letras ha desembocado ahora en la recta final: la de la escritura de relatos de ficción. La transición de la crítica literaria a la ficción fue una liberación del orden académico y una toma del poder. En lugar del rigor crítico de ponencias y de ensayos, hoy es la invención de relatos, la feliz entrada al infinito campo de la invención. En esta última etapa del itinerario se cifra lo que de niño aprendí con mi papá: que es mejor torear que ver torear, escribir que leer.